En esta ocasión, “Mi Experiencia” nos traslada a Villarquemado, uno de los municipios más grandes de nuestra Comarca que, con casi 900 habitantes, ha conseguido mantener la población desde hace años, gracias a numerosas parejas jóvenes que han decidido quedarse aquí a vivir y a iniciativas empresariales que han surgido y que han logrado potenciar los productos que se cultivan en la zona.
Una de estas iniciativas es Doruel, regentada por los hermanos Julián y José Rubira, quienes en 2002 decidieron crear en su pueblo natal esta empresa dedicada a la producción artesanal de patatas fritas.
Nos reunimos con Julián Rubira, uno de los socios fundadores, quien amablemente nos concede esta entrevista.
¿Cómo surgió la idea de crear una fábrica como la vuestra?
Anteriormente nosotros nos dedicábamos a coger las patatas y llevárselas directamente a otros fabricantes, pero los precios eran irrisorios. Cuando vimos que no era muy difícil el proceso de transformación decidimos dar el paso. Primero hicimos el almacén para guardarlas y conservarlas durante 5 ó 6 meses y así tener la tranquilidad de poder venderlas más pausadamente y sacar mayor precio (desde octubre hasta mayo se puede incrementar el precio en unos 7 céntimos el kg, por lo que el margen de ganancia es mayor).
¿Tuvisteis alguna ayuda económica en los inicios?
Siempre decimos que el Ayuntamiento no nos ayudó económicamente, pero desde el principio nos facilitó mucho la labor con la obtención de los permisos y autorizaciones pertinentes, sin ponernos ninguna “pega”. Eso fue de gran ayuda y lo tenemos muy presente.
Además, sí que contamos al principio con las ayudas Leader que gestiona el ADRI Comarca de Teruel.
¿Qué tipo de productos elaboráis?
Lo que más manejamos son las patatas fritas y los snacks. Además, estamos ultimando el sistema para elaborar el preparado de tortilla. En principio sólo lo estamos probando con patata y si funciona añadiremos también variantes con cebolla y con calabacín.
¿Cómo es vuestro proceso de elaboración? ¿Qué diferencias tenéis con empresas del mismo sector?
Desde que echas las patatas en la tolva hasta que las embolsas hay diez máquinas en el proceso. La diferencia es la calidad de la patata con la que trabajamos, que en esta Comarca es extraordinaria, sin duda en el top ten de las mejores de España. La materia prima influye en la calidad final del producto.
Esta calidad quedó demostrada en 2014, cuando el suplemento gastronómico “Con Mucho Gusto” de Heraldo organizó una cata a ciegas de patatas fritas artesanales en la que participaron ocho marcas. La primera clasificada aragonesa y la tercera a nivel nacional fue Doruel.
¿Cómo ha sido la acogida de vuestros productos en el mercado? ¿Es difícil competir con grandes marcas muy consolidadas?
La diferencia entre las grandes marcas y nosotros radica en la calidad del producto. Mientras que nosotros hacemos pocas y buenas, ellos sólo venden en sus bolsas publicidad y “colorines”.
La acogida es buena, aquellos que las prueban les gustan, pero al ser artesanales y estar hechas con aceite de oliva, son más caras que las de las grandes industrias, fritas con otros aceites. La crisis ha hecho que la gente se decante por productos más baratos, pero cuando las prueban saben distinguir la diferencia.
En Aragón nos falta orgullo por nuestros productos. En otras comunidades autónomas defienden mucho sus productos locales, pero aquí carecemos de ese sentido. La gente sigue comprando antes un producto más barato que un producto local de alta calidad, hasta que lo prueban y son conscientes de la diferencia de la calidad.
¿Con qué plantilla contáis?
Además de los dos gerentes, trabajamos con cuatro personas: un comercial en Zaragoza, otro comercial en Teruel, una chica en la oficina y un chico en fábrica.
¿Ha evolucionado vuestra visión de la empresa desde que comenzasteis hasta ahora?
Cuando uno empieza se come el mundo, pero con el tiempo aprendes que las cosas no son como uno esperaba al principio. Pero vamos aguantando, que no es poco.
¿Qué características tiene la patata de esta zona para que sea la idónea para la elaboración de vuestro producto?
La característica principal es su alta calidad para la fritura y esto se consigue por la zona en la que estamos. Al hacer tanto frío en invierno hay que echar muy pocos fungicidas e insecticidas. A esto hay que sumarle la altitud del terreno, que también es importante. A más de 1.000 metros el periodo de maduración del producto agrícola es más largo (en Valencia son 3 meses y aquí son 5 meses), pero también luego el resultado es mejor, ya que obtenemos un producto más duro y longevo.
¿Qué volumen de producción tenéis? ¿Dónde vendéis vuestro producto?
Cada día gastamos unos 2.000 kg de patata cruda, que una vez frita se queda en 500 kg (de cada 4 kg en crudo se genera 1 de patata frita). Freímos 3 ó 4 días a la semana y se vende en muchos sitios. Los supermercados “Cabrero e hijos” de Huesca son grandes consumidores, también en Coaliment en todo Aragón, Martín-Martín, Dinópolis, supermercado Día en Cella, en tres centros de El Corte Inglés en Zaragoza, Makro en Zaragoza, Zarachuches (una empresa de Teruel que también venden en Zaragoza)…
Ahora estamos en tratos con el Eroski de Teruel y si las ventas van bien se podrá ampliar al resto de Aragón, para después continuar con los de Navarra y otras comunidades.
También estamos en negociaciones con Carrefour. Además de bares, tiendas, multiservicios, etc. de cualquier pueblo de Teruel.
Incluso nuestras patatas se pueden encontrar en el extranjero, ya que hay algún establecimiento en Inglaterra y en Francia que también las venden, aunque eso es algo más anecdótico.
¿Qué estrategia de publicidad habéis utilizado para daros a conocer? ¿Creéis que ha sido suficiente?
Lo que mejor nos ha funcionado es el boca a boca y las visitas de los colegios nos han ayudado mucho (este año hemos tenido visita de 5 colegios de Zaragoza). Cuando viene algún colegio se incrementan las ventas.
También nos hemos dado a conocer a través del concurso que organizó el Heraldo, programas de TV y vídeos promocionales como Pon Aragón en tu Mesa, la Repera, etc.
Nunca es suficiente, se pueden hacer más cosas, pero haría falta una persona para poder dar publicidad en redes sociales, Internet, etc. Si no estás en Internet no existes; por poco que sea, es mucho.
¿Cuál es la parte más agradecida de vuestro trabajo? ¿En qué parte del proceso se disfruta más?
Lo que más nos gusta es la satisfacción de hacer algo bueno. Nos costó casi un año aprender. Bajar del tractor y ponernos a hacer las patatas fritas fue difícil. Desde que nos trajeron las máquinas hasta que hemos hecho el producto que queríamos, hemos tenido que combinar varios factores: el grosor de la patata, la temperatura y el tiempo de freír. Hay que unir las tres cosas y aplicarlas a la materia prima que no todo el año es igual, porque no es lo mismo al principio de campaña que las patatas tienen más agua que al final.
La experiencia que más nos gusta es cuando vienen colegios de niños pequeños de 3-4 años y ven la sartén que se levanta y salen todas las patatas fritas. En ese momento miras sus caras y parece que se les vayan a salir los ojos de las órbitas, sin respirar y muy quietos. Ese momento es maravilloso.
Como veteranos del sector que sois ¿qué metas tenéis en estos momentos?, ¿qué novedades os planteáis introducir?, ¿hasta dónde os gustaría crecer?
El objetivo es introducir nuestro producto en grandes superficies porque es donde más consumidores van y donde más se vende.
Como novedad, estamos con una empresa de Zaragoza que está experimentando con la aportación de sabores naturales a la sal. Ellos ya han trabajado con otras empresas como Pastas Romero y ahora van a trabajar con Doruel.
La aspiración de crecimiento es cubrir gastos y vivir tranquilos. Tenemos claro que hacerse rico trabajando es difícil.
Sois una empresa comprometida con el pueblo y con la Comarca. Incluso en vuestra imagen de marca aparece Villarquemado. ¿En qué tipo de actividades tenéis presencia o colaboráis?
Desde trabajos con colegios, peñas, organizaciones sin ánimo de lucro, cualquiera que se ponga en contacto con nosotros. Nos gusta colaborar aunque sea cobrando el producto sólo al precio de coste de producción. Por ejemplo, recientemente hemos colaborado en un mercado que organizó la fundación OZANAM en Zaragoza y les llevamos muchas patatas fritas a precio de coste, para que ellos las vendieran y sacaran el beneficio.
Muchísimas gracias Julián por concedernos esta entrevista y compartir con nosotros vuestra experiencia. Os deseamos lo mejor en esta aventura gastronómica.
Entrevista realizada por María Jesús Pérez Esteban
Técnico de empleo y desarrollo local de la Comarca Comunidad de Teruel